divendres, 10 de febrer del 2012

El socialismo utópico y la utopía. Una guiño a Robert Owen.



Observar de cerca, a corta distancia, las transformaciones de cualquier época, supone dar rienda a suelta a un estallido de mentes diferentes. Los cambios económicos, sociales y culturales surgidos a partir de ese inventó denominado “máquina de vapor” que iniciaron tras de sí (o en sí) una Revolución (de esas que deben ir con mayúsculas) abrieron la puerta a lo que Engels denominó en su día: el socialismo utópico, aunque éste, no tuviera tanto de utopía. Antes de empezar a analizar tan gran corriente de pensamiento, debemos tener en cuenta, como afirma el profesor Manuel Santos, que la historia de los socialistas utópicos la han escrito fundamentalmente los historiadores del socialismo. Y en ellos, deberemos basarnos, especialmente en Friedrich Engels, quién en su obra “Del socialismo utópico al socialismo científico” se dedicó a analizarlos con lupa.

Pese a que existen referencias al socialismo anteriores, las condiciones de la Revolución Industrial y la gran injusticia derivada, ilustradas en novelas como las de Dickens, estimularon una nueva forma de socialismo. Inglaterra, que se había adelantado y que había tenido la oportunidad de desarrollar de forma más duradera el modelo industrial (inicios del capitalismo), fue también el centro de esta nueva corriente, aunque ésta no tardará en extenderse junto a las condiciones derivadas de las máquinas.

¿Qué es el socialismo utópico y qué busca? Muchos afirman que el socialismo utópico puede definirse como un grupo o conjunto de doctrinas, todas ellas diferentes entre sí, que tienen un punto en común: reclaman la necesidad de una reforma social. Según Engels, “el socialismo será para todos ellos, la expresión  de la verdad absoluta de la razón y la justicia”. La voluntad principal del socialismo utópico era la construcción de comunidades ideales, organizadas sobre la base de principios democráticos y cuyas relaciones se fundaran en la equidad.

Robert Owen, el gran representante de la citada corriente en Inglaterra, concretamente en Escocia, dicen que repetía: “Mejorando el entorno, se mejora el hombre”. Des de la segunda mitad del siglo dieciocho, la gente pudo observar como el trabajo manual empezó a ser sustituido por las máquinas y las consecuencias de todo ello. Uno de los sectores más afectados por la Revolución Industrial fue un sector muy cercano a Owen: el textil. La división dentro de las industrias fue clara: existían por un lado, los obreros, y por el otro, los patrones o dueños de las fábricas. Curiosamente, Owen no contempló las transformaciones des de la perspectiva de un obrero, sino que se situaba al otro lado. No obstante, ser el patrón sólo le dio más poder para realizar lo que él denominará experimentos sociales, tal y como apuntó en su autobiografía escrita en 1857. Owen implementó en su fábrica medidas que beneficiaban a sus obreros, tales como: supresión de labores penosas, reducción jornada laboral, mantener el salario en épocas de reducción de ventas, mejorar las condiciones de los niños, mejora sistema de salubridad, disminución del alcohol, implantar la educación, la construcción de áreas verdes, la luz en los interiores, etc., convirtiéndose así en un gran transformador social. Su primer experimentó fue New Lanark en Escocia (1800). Pese a que se obtuvieron sustanciosos beneficios y se demostró que la mejora de condiciones hacia aumentar la productividad (éxito empresarial, más allá de filantrópico), fuera de esa fábrica el mundo continuaba avanzando y girando en dirección opuesta a las reformas de uno de los “fundadores del socialismo”. No obstante, cabe afirmar que la pólvora por él esparcida no quedaría intacta. Volvió a intentarlo en Indiana con New Harmony, pero en este caso el fracaso llegó por si solo. Sus intentos no habían prosperado, aún así continuo su lucha y trató de que aquellas ideas novedosas se plasmaran en legislación social.

Además de los experimentos sociales, Owen propuso las “granjas cooperativas” (villages of cooperation) que estaba enfocadas en la industria, pero que finalmente, acababan volcándose en la agricultura. Al principio, lo ideó como un plan para resolver la desocupación, pero pronto se convirtió en un método de regeneración social. Las granjas colectivas tendrían la función de generar un nuevo espacio moral y educativo, que para Owen eran los dos factores más importantes por los cuales se corrompían las personas en la sociedad.

La vida de Owen fue a la par que las transformaciones de Inglaterra pre-entre y post la Revolución Industrial, eso, le generó una ventaja frente a sus coetáneos y amigos pensadores que lo siguieron. A modo de ejemplo, tenemos en Francia, autores como: Henri Saint-Simón, Charles Fourier y Étienne Cabet.

Pese a que el socialismo utópico quedo marginado, difundial de Trabajadores (1864-1876). a on. A modo de ejemplo, tenemos en Francia, autores comO:r que la picen que repet Frederich Engéndose en la sombra a partir de la Asociación Internacional de Trabajadores (1864-1876), la corriente habría dejado una huella en elementos tan claves como la emancipación de la mujer y el feminismo, las eco aldeas, la socialdemocracia o el cooperativismo.

La corriente marxista, la cual es posterior al socialismo utópico, que los etiquetó como "utópicos" en el Manifiesto Comunista, no se dio cuenta que las realizaciones concretas de Robert Owen, como apunta el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Manuel Santos,  no son nada utópicas, sino incluso rentables, y señalan la vía por donde deben caminar los estudios sobre las relaciones laborales: no por el voluntarismo, revolucionario o reformador, sino por la aplicación práctica de métodos de gestión que a la vez aumenten la productividad de la empresa y el bienestar de sus trabajadores.
Como escribió́ Frank Podmore, situando a Owen en su contexto histórico: “Vio cosas que estaban ocultas para sus contemporáneos, y que quizás nosotros no hemos descubierto aún del todo. Cuando las generaciones futuras dicten un juicio imparcial sobre el hombre y las fuerzas del progreso en el siglo XIX, habrá́ que reservar un lugar para Robert Owen entre aquellos cuyos sueños han contribuido a reformar el mundo” (Podmore, 1906).
Mar  Bernàldez Freixedas.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada