dimarts, 21 de febrer del 2012

El Partido Laborista, su origen y evolución




No puede entenderse el origen y la evolución del partido laborista sin echarle un ojo a la evolución del movimiento obrero, ya que ambos van de la mano y el primero nace para luchar por el bien del segundo. De la misma forma que no podemos entender las peculiaridades que caracterizan a este partido, que lo hacen algo diferente a todos los demás partidos socialistas, sin centrarnos antes en la evolución del movimiento obrero y en la respuesta institucional a éste.

Ya desde la primera mitad del siglo XVII, concretamente en 1833, la clase obrera inglesa intenta la creación de un partido que defienda sus intereses. Fracasa. Además, después del fracaso del cartismo y el ludismo, así como el desapercibido socialismo utópico, y los intentos fallidos en la creación de otros partidos que defiendan sus intereses, los trabajadores empiezan a usar la dialéctica para llegar a acuerdos con los propietarios. Ello es posible debido a que la clase obrera se alía con la pequeña burguesía que se encuentra en conflicto con la alta burguesía. Los conservadores se ven obligados a ceder ante las presiones y acaban por aceptar ciertas demandas, como la Reforma de 1867, que amplia los derechos de los trabajadores (a modo de ejemplo, derecho al voto para los obreros que viven en las ciudades). No hace falta decir que dicha reforma marca un antes y un después para el movimiento obrero y es aquí cuando éste empieza a fortalecerse, siendo necesaria ya la creación de partidos políticos extraparlamentarios y haciendo que el poder del Parlamento vaya disminuyendo en favor del Ejecutivo a un ritmo paulatino. Pero entonces, en 1871 se legalizan las sociedades obreras y ello abre las puertas a las Trade Union. El número de afiliados es tal que se vuelve necesaria la creación de la organización National Reform League con el fin de luchar por una legislación obrera digna, que más adelante llevará el nombre de Labour Representation League que se encargará de llevar representación obrera al Parlamento. En las elecciones de 1875 salen elegidos dos candidatos obreros de los 14 que se presentan, y aunque en los 80' esta politización obrera vuelve a su letargo suceden dos acontecimientos importantes para el origen del Partido Laborista. Uno, la fundación de la Federación Social Democrática (FSD) de ideales marxistas y con la pretensión de revivir el Movimiento Cartista con su correspondiente órgano de prensa, el periódico Justice, el primer periódico socialista de Gran Bretaña. El otro, la creación de la Sociedad Fabiana, que pretendía hacer llegar a los medios y a la burguesía el ideario socialista.

En la década de los 90' el movimiento obrero ya coge un nuevo impulso y los esfuerzos de éste se centran en crear un entorno electoral obrero más sólido y con mayores oportunidades. Con este objetivo, surge en 1890 la Labour Electoral Association. A partir de aquí, se pasa al campo de la política activa con la propuesta de Keir Hardie, fundador del Scottish Labour Party, de crear un partido de representación obrera con cara y ojos para Inglaterra, todo ello con la ayuda de su mano derecha J. Ramsay Mac Donald. Así, nace en 1893 el Partido Laborista Independiente, que en las elecciones siguientes recibe un importante apoyo pese a no salir elegido ningún candidato. Más adelante, éste se unirá con las Trade Unions y en 1901 se constituirá el Labour Representation Comitte para unir a todas las organizaciones obreras y sociedades socialistas bajo una misma dirección. A pesar de los esfuerzos, esta unión fracasa con la escisión de la Federación Social Democrática del Comité y, a partir de ahí, el LRC decide remarcar su independencia de los demás partidos y evolucionar hasta su formación como Partido Laborista.

Son diversas las razones que hacen que el Partido Laborista nazca y siga su curso sin demasiados contratiempos. La principal, nace sin represión por parte del Estado, hecho que lo vuelve un partido con posibilidades reales. Además, la idea del propio partido es la de aceptar las reglas del juego y jugar sus cartas a través del consenso (debido al rol que coge a raíz de la necesidad de un consenso interno previo). Aún así, hay varias opiniones sobre qué fue aquello que ayudó definitivamente al nacimiento del partido. Autores como el laborista Attle nos dice que es gracias a la actividad sindical, A. Birnie, en cambio, se decanta más por lo que él llama la revolución silenciosa que la clase obrera lleva a cabo en detrimento de la clase media, y Hening y Pinder resaltan la importancia de la unión entre la clase obrera y los intelectuales del momento. Sea una causa u otra la cuestión de su origen, el hecho que sí que no admite discusión es la difícil trayectoria por la que pasa el partido en sus inicios, aun con su gran crecimiento en el número de afiliados en este mismo tiempo. Ello se debe a que el partido nace a raíz de la unión de varias organizaciones, y esto conlleva una amplia variedad de opiniones, y a un partido poco fuerte y poco unido. Esto será así hasta que en 1918 acoja, por fin, un programa político bien definido.

Ya con una base bien consolidada llaga el primer gobierno laborista al poder. Lo forma McDonald en el año 1924 durante unos meses debido a la caída de 90 escaños de los conservadores que no quieren formar gobierno en tales condiciones. Aun siendo minoría, los laboristas consiguen aprobar legislación sobre temas de educación, vivienda, desempleo y seguridad social, pero estos necesitan del apoyo de los liberales y pierden el poder por una disputa con los mismos. En las siguientes elecciones los laboristas pierden 40 escaños al verse vinculados falsamente a los comunistas rusos en la famosa carta de Zinoviev, en plena época anticomunista, y los conservadores vuelven al poder. El segundo gobierno lo forman en plena crisis de 1929 y es entonces cuando se produce una crisis dentro del gabinete, pero MacDonald no dimite sino que forma gobierno con los liberales y los conservadores (más a delante será expulsado del partido por traidor) y por ello termina bajando a 52 escaños. Desde entonces, les costó casi una década recuperar el terreno perdido y no es hasta 1945 que los laboristas ganan con mayoría y, además, de manera aplastante, con 393 escaños. Se mantienen en el poder hasta 1970 cuando pierden contra todo pronóstico bajo la promesa de los conservadores de "reducir los precios de un solo golpe". Los laboristas ganan de nuevo en 1974 y llegan los momentos más duros en la historia del partido con la inflación y la paralización del sector industrial por parte de los sindicatos, en lo que se conoce como “invierno del descontento” 1978-79. Como consecuencia, sube al poder la conservadora Margareth Tacher. A partir de ahí, el partido laborista empieza un periodo de introspección, protagoniza un giro a la izquierda y el hecho desemboca en una derrota aplastante en las elecciones de 1983 y en las de 1987.  Se lleva a cabo un cambio de imagen del partido, pero se muestra evidente que el partido necesita una revisión en su política y realizar cambios importantes, como la eliminación de la representación sindical directa en las elecciones parlamentarias. A partir de ahí, comienza el nuevo laborismo con Tony Blair al mando, el líder más joven de la historia del partido, y su política de la tercera vía. Gana las elecciones en el 2001 y en el 2005 vuelve a ganarlas. Después le sigue Gordon Brown quien renuncia a su puesto en el 2010 y es relegado por el conservador David Cameron. Actualmente, las esperanzas del laborismo están puestas en el candidato De Miliband para las próximas elecciones bajo el lema “la voz de la gente trabajadora“y con la promesa de premiar los duros esfuerzos de la clase trabajadora de Gran Bretaña.

Para más información: http://www.labour.org.uk/

Gisela Ciuraneta Catalan

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