W. Churchill afirmó que la guerra es una
invención de la mente humana y que ésta, también puede inventar la paz. Sin
embargo, las guerras escriben historia. Un caso realmente significativo fue la
Segunda Guerra Mundial, ya que además de suponer un antes y un después para la
humanidad, también lo supuso para la historia económica. El nuevo orden
comercial liberal, tal y como es definido por Foreman-Peck en 1995, permitió
que la economía mundial gozará de un auge enorme en el período que va desde el
fin de la guerra de Corea hasta la crisis del petróleo de 1973, lo que algunos
postularan como la época dorada del capitalismo. Mecanismos como el Acuerdo
General de Aranceles y Comercio (GATT) o el Plan Marshall son útiles para
explicar éste nuevo orden, así como la recuperación de las economías en un
mundo dividido en dos. Ambas herramientas esconden una intencionalidad política
y económica: dinamizar la economía de EUA, país que se habrá consolidado como
potencia hegemónica mundial, y evitar el avance del comunismo a toda costa. La
competencia política por la guerra fría será una realidad en los años
posteriores a la II Guerra Mundial que permitirá que las barreras existentes en
los países industrializados se reduzcan. Cómo apuntan Kenwood y Lougheed, la
bonanza económica y el crecimiento elevado de ese periodo, no se produce de
igual manera en las diferentes zonas del mundo y existen unos factores
determinantes que permiten la posibilidad de las elevadas tasas de crecimiento,
tales como el aumento del comercio exterior, de la demanda de exportaciones, de
la inversión, de la confianza o como la disminución de barreras comerciales y/o
aranceles.
A fin de entender y visualizar la
evolución de la época dorada del capitalismo, así como su posterior crisis
hasta llegar a nuestros días, hemos escogido dos países que nos permiten
comprender con nitidez como el nuevo orden comercial liberal que hermanaba a
países dentro del bloque occidental afectó y sigue afectando de distinto modo
según cuál sea el país y dónde éste se encuentre. Los 180 quilómetros que
separan Estados Unidos de América (EUA), el cual creció de forma exponencial y
en mayor medida que el resto del mundo durante el período ulterior al conflicto
bélico, y el archipiélago de Cuba nos han parecido un ejemplo interesante para
realizar dicha comparación. Ambos países fueron firmantes del Tratado del GATT,
el precedente del actual OMC, dos años después de la II GM. Sin embargo, Cuba
cambió de bloque, políticamente hablando en 1959, saliendo de éste nuevo orden
e integrándose a las entrañas del socialismo y su consecuente, planificación
central. No obstante, a éstos dos países que nos servirán como referencia le
hemos añadido un tercero, Brasil, también firmante inicial en el GATT, para
evitar caer en tentaciones de críticas o comparaciones políticas, más allá de
la economía.
Señalar en primer lugar, que EUA es el
gran cambio en el antes y después de la Guerra dado que éste aumenta de forma
notable su cuota de mercado respecto al comercio total, convirtiéndose en el
comerciante principal. Eso sí, el grueso de su comercio se daba con otros
países altamente industrializados. Se tratará entonces, de una potencia
consolidada que aprovechará el conflicto al igual que un proyectil. Por otro
lado, Cuba, se convertirá en un país de planificación central, el cual
realizará intercambios comerciales con otros países de igual planificación, es
decir, de algún modo, con el resto de bloque oriental o socialista.
A continuación, presentamos dos gráficos
de realización propia, que muestran el porcentaje de las importaciones y
exportaciones sobre el PIB de los países escogidos como ejemplo, así como de
Brasil, para comprobar que suponía el comercio para todos ellos y sobretodo,
para resaltar qué supone en la actualidad. Como puede verse, tanto Brasil como en EUA han ido aumentando de forma progresiva los porcentajes referentes al comercio, oscilando siempre entre un 5 y un 15 por ciento del PIB, tanto las importaciones como las
exportaciones. Sin embargo, Cuba, de la cual sólo existen datos a partir de “la
Revolución” vemos como su nivel de importaciones y exportaciones supone grados
mucho más altos, especialmente por lo que se refiere a las importaciones, las
cuales llegan a ser un 44% del PIB del país. En los gráficos se observa una
caída dramática de dichos datos entre 1990-1991, y esto es debido a lo que en
Cuba se denomina: el período especial. La caída de a URSS y por consiguiente,
del bloque soviético, supuso para Cuba un estragón brutal del cuál aún hoy día
intenta reponerse. Como hemos citado con anterioridad, el comercio principal de
dicha isla se daba dentro del bloque, era comercio interno.
Creemos que hay gráficos que no resulta
preciso explicar, dado que hablan por sí solos, los arriba presentados pueden
ser un ejemplo. Sin embargo, y finalmente, si debemos concluir o subrayar la
distinta incidencia que tiene la economía y el nuevo orden creado después de la
II Guerra Mundial en cada país. Para ello, presentamos el gráfico del PIB per
cápita del periodo que va desde 1960 hasta 2010. En él, podemos comprobar como
la falacia que se afirmó después de la II Guerra Mundial del “todo vamos a una”
o esto supone una mejoría para todos no se cumplió y sigue sin cumplirse. No
podemos obviarlo: hay ganadores y perdedores en cualquier conflicto, por ello,
siguen existiendo. Quizás cuando vivamos en el mundo al revés diseñado por
Galeano, dejaremos de encontrarnos en que la publicidad mande consumir y la
economía lo prohíba. Sin duda: no hay protesta más violenta que la desigualdad
social.
Quizás el futuro de este blog sea buscar
las soluciones (y de paso, encontrar algunas), así que permanecerá abierto para
que recordemos aquello que la historia de la economía ya nos ha dicho, no sea
que algún día lleguemos a ser lo que soñamos, y como todos, lo olvidemos. Aquí
estará éste lazo cibernético, para recordárnoslo. Gracias Walras por formar
parte de una alternativa.
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